No es de extrañar que cada vez que pensamos en una bailarina clásica nos venga a la mente la imagen de una silueta envidiable. Pero debemos tener en cuenta que no todas las personas son de la misma naturaleza y no a todos les resulta fácil estar en forma. En este sentido, el ejercicio físico es un medio eficaz para conseguir este objetivo y la danza es una completa y saludable disciplina. No obstante, la bailarina debe buscar un canon estético que acompañe la belleza de sus movimientos y para ello, el requerimiento académico es de una esbelta delgadez. En ello cumple un papel fundamental su cuidado dietético y sus costumbres alimenticias deben alcanzar un aporte nutricional adecuado.
La dieta de una bailarina no difiere en gran medida de la dieta de cualquier persona sana y normal, hay que tener en cuenta que ella no necesita desarrollar una enorme musculatura pero sí requiere fuerza y energía, con lo cual una dieta equilibrada que le aporte los nutrientes necesarios para llevar a cabo su entrenamiento diario será suficiente.
En general, todas sabemos cuales son aquellos alimentos que nos benefician y cuales no: debemos moderar el consumo de embutidos, pan, chuches, chocolates, dulces en general (sobre todo del tipo donuts o bollicaos), como así también el alcohol y el café, pero siempre teniendo en cuenta que una dieta variada es lo más saludable. Por mi experiencia personal puedo decir que es mejor comer de todo moderadamente, darse algún gusto de vez en cuando, para no caer en hambrunas o tentaciones que tarde o temprano nos hagan asaltar la nevera y comer más de lo debido. Para aquellas personas que necesiten bajar de peso o consideran que tienen algún kilo de más, yo recomiendo que antes de iniciar una dieta de adelgazamiento deben acudir a un médico especialista en nutrición que será el encargado de evaluar el sobrepeso y recomendar la dieta más apropiada para cada persona, además de supervisar periódicamente como se desarrolla la dieta y como evoluciona nuestro cuerpo.
Debemos tener siempre en consideración que la presencia de la anorexia, la bulimia y demás trastornos de la alimentación representan un grave riesgo para nuestra salud, y que bailarinas, modelos, gimnastas y demás profesionales con gran exigencia sobre su imagen, son el blanco idóneo para estas enfermedades.
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