martes, 5 de enero de 2010

lesiones en la danza

Tipos, causas, tratamientos y prevención.

No es plato de buen gusto para nadie padecer una lesión, especialmente para aquéllos en los que su instrumento de trabajo es el cuerpo mismo como ocurre con la danza. Desde un punto de vista práctico, el bailarín de una compañía que por lesión está obligado a parar le está dejando su puesto a otro. Quizá este pensamiento sea la razón por la cual muchos bailarines aguantan el dolor de forma casi estoica en un mundo de danza que se está volviendo cada vez más competitivo.
Por este motivo cada vez más bailarines se preocupan por aprender cual es la mejor manera para cuidar su preciado instrumento en lo que se podría calificar como una”new wave” en la danza actual: la prevención de lesiones. Incluso los bailarines más afortunados, aquéllos que no han sufrido nunca lesión alguna, mismo éstos se interesan en la prevención, sabedores de que mismo si las lesiones son algo “normal” de la profesión hay muchas posibles formas para reducirlas en cantidad y en gravedad.

Si intentamos hacer una clasificación de las lesiones tipo que se producen por el ejercicio de la danza nos encontramos con que el número de lesiones que están en relación directa con la danza es escaso; tan sólo aquéllas que son consecuencia del trabajo “en dehors” y en extensión dorsal, el hallus valgus más conocidos como “juanetes” o la fractura del 5º metatarsiano merecen un puesto destacado. El resto, forman parte del triste “elenco” de lesiones (*) relacionadas con la práctica de cualquier actividad que sea denominada como de “alto rendimiento
Tipos de lesiones

Los tipos de lesiones van a venir determinados de acuerdo a las partes o estructuras corporales que se vean involucradas, pudiendo afectar al tejido óseo (fracturas y fracturas por stress) o al tejido blando (lesiones musculares y articulares que incluyen no sólo la parte ósea de la articulación sino también las estructuras de la articulación misma: cápsula, ligamentos, sinovial, meniscos, discos intervertebrales, etc.) siendo afortunadamente estas últimas la principal causa de baja laboral.

Muchos estudios han demostrado que al menos el 50 por ciento de las lesiones ocurren en pie y tobillo (menos documentado es el hecho de ser lesiones que por lo general ocurren más de una vez). En otros se observa cómo las partes corporales más vulnerables a lesionarse en la danza son, la rodilla, la cadera y la columna lumbar, pero en la práctica se observan casi con la misma asiduidad que las que se producen en la parte superior del cuerpo incluyendo cabeza y cuello. Es importante comprender bien que un músculo que sea solicitado para trabajar de manera constante se atrofia. El trabajo constante impide la correcta vascularización estrechando los vasos sanguíneos con lo que el músculo se fibrosa y degenera hacia lo conjuntivo (estático). Como los músculos no están hechos para una función estática la persona siente una fatiga constante con contracciones y dolores en las inserciones musculares (tendinitis y periostitis) estando en realidad atrofiados por un exceso de trabajo y no por debilidad.

El trabajo de cara a devolver a los músculos su función dinámica se verá recompensado con la disminución del dolor y la notable mejora en la troficidad muscular sea cual sea el nivel del desequilibrio. Pero más interesante que la clasificación de las lesiones es el interés por el origen, el remedio y sobre todo la prevención.

Origen de la lesión


El origen de la lesión salvo cuando la naturaleza de ésta es de tipo traumático viene determinado de una parte por las condiciones anatómicas presentes de otra, por el conocimiento y cultivo de la técnica.

En las lesiones de origen traumático pueden darse circunstancias o factores ajenos al bailarín que favorezcan o aumenten las posibilidades de lesión como pueden ser el suelo, el calzado, la temperatura, la repetición reiterativa del movimiento, la fatiga…éstas no hacen más que agravar las compensaciones mecánicas negativas ya presentes, pero sirven en todo caso como justificante en el grupo para que se produzca la reclamación colectiva necesaria con el fin de conseguir el cambio o la mejora y evitar así nuevas incidencias.

La causa o causas de lesión pueden no ser evidentes excepto ante una observación y examen meticuloso y detallado. Gran parte de los bailarines no presentan de forma natural las condiciones anatómicas necesarias como para bailar. Es de gran importancia que los maestros tengan en cuenta las características físicas de cada alumno sobre todo en edad temprana ya que puede haber limitaciones físicas y restricciones que pueden impedirle el desarrollo de una técnica perfecta.

La falta de conocimiento de la técnica por su parte puede que no plantee grandes problemas a aquéllos en los que las condiciones físicas sean la ideales pero para aquellos que no lo son, la lesión puede permanecer latente durante largo tiempo intercalándose periodos de dolor intenso con periodos de malestar controlado lo cual termina por convertirse en una lesión crónica.

También debe ser contemplado junto con lo anteriormente expuesto el hecho de que no aplicar la técnica de la forma correcta es también causa de lesión. Es corriente encontrar bailarines que descuidan su posición durante la clase: ninguno de entre nosotros trabaja con la misma intensidad de forma bilateral, existe siempre un sentido de movimiento facilitado y otro restringido que es justamente, el que merece más atención a la hora de la ejecución del ejercicio. Los bailarines deberán hacer uso de todos sus conocimientos aplicándolos a su potencial físico pero nunca deberán llegar más allá de sus límites.

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